El osario de Les Catacombes en París es famoso por su atmósfera espantosa y fantasmal, pero continúa cautivando a los visitantes. La historia de estos túneles subterráneos se remonta a 1785, cuando se utilizaban para almacenar los huesos exhumados de cadáveres de cementerios superpoblados. Antes de su apertura al público en 1809, el osario fue objeto de una restauración decorativa. Se estima que los restos de millones de parisinos anónimos ahora se encuentran dentro de las Catacumbas. La importancia de estos túneles en la historia parisina va más allá de su función de osario. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Resistencia celebró reuniones clandestinas en los túneles y, hasta el día de hoy, exploradores nocturnos conocidos como cataphiles atraviesan ilegalmente los túneles.